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Terror | Misterio | Días especiales
RELOJ

Sus pies, pequeños y rápidos, se podían distinguir corriendo entre la oscuridad que componía la sala.
Sus manos, de puños cerrados, sujetaban con fuerza unas pilas.
Su rostro, deseoso, respiraba tan grotescamente como quien llevaba corriendo por siglos.
Ya llegada al salón, se arrodilló. Cogió el reloj y le quitó la cajita trasera con curiosos dibujos para quitarle las pilas. En segundos, colocó otras nuevas.
El reloj, emitió un pequeño destello tal y como si hubiera sonreído.
No se volvió a mover.
Las agujas tampoco.
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